El acusado se enfrenta a casi doce años de cárcel por varios episodios de malos tratos, las amenazas y por la violencia vicaria contra el animal. La violencia vicaria es toda aquella que se ejerce contra otro ser vivo, en muchas ocasiones los propios niños, en sustitución del objetivo directo del maltratador para causar un mayor dolor a su víctima. Y digo ser vivo porque no solo se limita a las personas. Aunque apenas haya sentencias por maltrato animal en el ámbito de la violencia contra las mujeres.
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