Fui despedido de El País con más de un centenar de compañeros en el ERE de noviembre de 2012 (...) No era sólo que El País estuviera aplastado por las deudas de una gestión empresarial megalómana, es que llevaba ya un tiempo haciéndose editorial e informativamente gruñón y conservador, rebajando a la par sus criterios de calidad profesional (...) El País nunca fue tan de izquierdas como lo creían muchos de sus lectores.
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