Desde los años cincuenta, ciudades como Madrid o Barcelona experimentaron un fenómeno migratorio masivo desde los pueblos de interior a sus periferias. Los setenta y los ochenta son una época excitante en España, pero sobre todo en Madrid. Las estaciones de tren se llenaron de españoles jóvenes y optimistas que pisaban la capital por primera vez. Me pregunto si estos jóvenes pensaban, mientras bajaban las maletas del tren, que eran ellos quienes forjarían la personalidad moderna de Madrid. Extremeños, andaluces, gallegos, asturianos...
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