Richard Rabbitt, de la Universidad de Utah, ha descubierto que la luz infrarroja invisible hace que las células del corazón de las ratas se contraiga y que las células del oído interno del pez sapo envíe señales al cerebro. La radiación infrarroja afecta el flujo de iones de calcio de las mitocondrias. El descubrimiento ayudaría a crear marcapasos ópticos y mejorar los implantes cocleares para la sordera. "Vamos a hablar con el cerebro con pulsos ópticos infrarrojos en lugar de impulsos eléctricos". En español:
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