Primero nos hicieron creer que la economía era lo más importante. La frase 'The economy, stupid' se hizo muy popular en la campaña de Clinton contra Bush, y después nuestros políticos y nuestros opinadores la repitieron hasta la náusea. Muchos se creyeron el "mantra"; unos lo aceptaron por indigencia intelectual y otros lo usaron por puro cinismo, pero cuando estalló la crisis, se cayó en la cuenta de que detrás de la economía se tomaban decisiones políticas que hacían que la economía nos afectara en un sentido o en otro según quien decidiera.
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