No es fácil entender a una persona que obedece la orden de pegar a sus semejantes a cambio de un sueldo probablemente indigno.Puedo llegar a comprender el sentimiento altruista –me entra la risa-, el deseo de querer ser un buen policía que reparte justicia, pero defender la profesión de antidisturbios se me atraganta. Esto que cuento ya lo sabemos. Te condecoran por ser el bruto de la camada y únicamente un psicópata puede darle candela sin remordimientos a una señora mayor que protesta por sus derechos, porque el banco le ha robado sus ahorros
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