Hay evidencia que parece apuntar a que fue en el Antiguo Egipto, en donde surgió el gato doméstico por primera vez, y éste es descendiente del Felis Lybica, una especie de gato salvaje africano. La razón es casi obvia, bien mirada. Cuando Egipto empezó a crecer, y por lo tanto se dedicó a construir graneros (algo necesario entre tanta pirámide y templo), las ratas se transformaron en un problema. De ahí que los gatos, como cazadores naturales de roedores, se transformaron en aliados útiles, y de ahí, en verdaderos animales semidivinos.
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