A las primeras 40 personas que pasaron la noche en la Puerta del Sol nadie las convocó oficialmente. La historia de su éxito es la de una noche de frustración desahogada, golpes de suerte y un enorme deseo de colaboración que convergieron en un punto, el big bang de lo que hoy conocemos como “movimiento 15M”. El gérmen de lo que hasta los sociólogos más reputados no quieren apresurarse a comprender. "¡El policía que nos dejó dormir aquí el domingo tiene que estar ahora tirándose de los pelos!"
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