Es probable que exista una fórmula para presentar a Lola Higueras (Madrid, 1945) sin echar mano de las metáforas marítimas, pero no hemos dedicado un minuto a dar con ella. Porque la dimensión de Lola es más de océano que de mar. «Lola Museo Naval», se presenta ella, como si en ese trío de palabras cupiera el medio siglo que ha pasado —y sumando— dedicada a eso, al mar. Hay cosas para las que la jubilación no aplica.
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