La última jugada de Julian Assange no se dirige ni a Putin ni a Hu Jintao, no denuncia a Bachar el Asad ni a Kim Jong-un, sino a un think tank privado, una sociedad de consultoría y prospectiva, que ha sido pirateada, atacada y robada con la excusa de que se trata de una especie de CIA privada, ‘la CIA en la sombra’ le llaman. Nada puede justificar un asalto informático como el de Wikileaks contra Stratfor. No estamos ante una violación de las discutibles reglas de los secretos oficiales, por los que instituciones pagadas con los impuestos...
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