"Llevo 10 años trabajando para una productora encadenando contratos de obra. Cada tres años la empresa cambiaba la titularidad, y así sucesivamente, hasta diciembre pasado, cuando se fusionó con otra compañía. Después de denunciarles, llegamos a un acuerdo: ellos nos pagaban 45 días por año trabajado, pero a cambio, no nos respetaban las condiciones de antes..." Su historia, y la de otros temporales más, reflejan la situación del país antes de la reforma de la Ley.
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