Ibuprofeno, una ducha fría, huevos crudos, café… son los típicos remedios tradicionales que a uno se le vienen a la cabeza cuando se ha despertado con una resaca de mil demonios. Sabemos que con algunas edades, una noche de alcohol y desenfreno le puede costar a uno un domingo entero en la cama. Y hablamos de síntomas que incluyen fatiga, dolor de cabeza, náuseas, mareos, sed y hasta sensibilidad a la luz o al sonido.
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