Cuando uno ve a Lisa Simpson no piensa inmediatamente en Sócrates; ni analiza a Cosmo Kramer, de “Seinfeld”, según Kierkegaard; ni relaciona a los náufragos de “Lost” a la luz del existencialismo sartreano. En épocas de series de culto y de fanáticos insaciables, no es de extrañar que las editoriales quieran una tajada del efecto expansivo de los fenómenos televisivos. Verdad es que no se trata de rigurosos textos académicos, aunque tampoco todos son solamente libros oportunistas en tipografías poco serias.
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