Usualmente me pasa que cuando escucho o leo a una persona utilizar falacias como argumentos, una fibra dentro de mi, se rompe y acaba con la serenidad y calma de mi día; o cómo decimos en mi pueblo "me revuelve las tripas". Hace algunos días mi compañera Ivonne, les contaba sobre las herramientas de Carl Sagan para reconocer falacias, y su post me ha recordado algo muy fabuloso que me recomendaron en redes sociales hace algún tiempo: Un libro ilustrado de malos argumentos.
hipertextual.com/2015/03/un-libro-ilustrado-de-malos-argumentos