El cierre del único medio de comunicación con una línea editorial contraria al gobierno en Venezuela es una mala noticia. En las sociedades en las que no se puede juzgar con libertad la labor del gobierno, y en general cuanto sucede, están condenadas al atraso y a un creciente mal manejo de los asuntos públicos. La oposición, a pesar de representar el 50% del censo electoral, se quedará huérfana de medios de comunicación que difundan su visión.
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