Si hay algo que caracteriza al liberalismo desde el principio del liberalismo, como ideología, sistema de pensamiento o forma de organización social, y que aglutina en torno a un tronco común al ecléctico conjunto de quienes así se denominan es su recelo al Estado. Su rechazo al poder y a sus resortes en mayor o menor medida. Su oposición a la proliferación de la res publica de forma incontrolada. Los liberales, más o menos radicales, tienden a ver el poder como un mal. Menor y necesario para algunos. Pero desde luego sometido al control
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