Las columnas de humo y el retumbar de los cristales por las bombas no altera a las familias que siguen comiendo y preguntándose si hoy caerán aquí, no así al puesto 13 que vigila la frontera entre Israel y Líbano ni a la base española Miguel de Cervantes de Marjayoun, en el sur del Líbano, donde se ubican los soldados españoles que se ponen en alerta. Todos ellos tienen algo en común: un escenario que está en el limbo, en el que la tensión y el fuego cruzado es creciente.
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