Ahora que se nos ha pasado la resaca de Goyas y que empezamos a preocuparnos de verdad por esa ley que se aprobará mañana (sí, he dicho aprobará, porque hace mucho tiempo que sobrepasó el punto de no retorno), me gustaría hacer balance. Y como creo que ya ha quedado bastante claro que el modelo de negocio que se impone es un modelo obsoleto, centraré mis esfuerzos en defender el verdadero modelo actual.
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