Para el pequeño Sayef no habrá primavera árabe. Con solo 14 meses de edad yace sobre una pequeña manta de color rojo amortiguada por un colchón barato instalado sobre el suelo, llorando a intervalos. Su cabeza tiene el doble del tamaño que debería y está ciego y paralizado. Sayeffedin Abdulaziz Mohamed — su nombre completo — tiene una cara amable en su cabeza descomunal, y dicen que sonríe cuando otros niños lo visitan y cuando las familias y vecinos iraquíes entran en la habitación.
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