El libro es un objeto rentable en época de crisis. Es barato y ocupa mucho tiempo, por lo que nos es más sencillo renunciar a salir como lo hacíamos antes, y refugiarnos en la lectura como modo de ocio alternativo, y más piadoso con nuestro ajado bolsillo. No es para menos. La buena lectura lleva a mundos que trascienden la cotidianidad angustiosa del Ibex 35 y del discurso catastrofista del político de turno. Relacionada:
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