El artículo argumenta claramente que por mucho que las leyes digan que las descargas son ilegales, la realidad es que existe una justificación moral perfectamente clara para realizarlas, y que el resultado neto es claramente positivo para la sociedad. Los jóvenes cuestionan las leyes que convierten en ilegales las descargas, porque perciben claramente que esas leyes son de todo punto injustas y absurdas, y porque además saben que resultan de imposible ejecución, que no les pueden capturar cuando lo hacen...
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