Hace casi treinta años un custodio japonés se sentó frente a un pliego de papel de grandes dimensiones A1, sacó un lápiz y comenzó a dibujar los inicios de un laberinto diabólicamente complejo, cada trazo surgía espontáneamente de su cerebro volcándose sobre el blanco del folio, cuando lo finalizo siete años después las miles de posibilidades que ofrecía al que se embarcaba en el dédalo eran asombrosas.
|
etiquetas: laberinto , papel y lápiz , japón , @kya7