Nació en Inglaterra, criada en el seno de una familia pudiente. A los 41 años fue acusada de asesinato y brujeria e inclusive con la adoración a Satanás. En el juicio celebrado en Blackburn fue declarada culpable y condenada a muerte. Según la descripción de la pena ella debía ser sellada y encadenada viva en un ataúd forrado de plomo. La sentencia se llevó a cabo el 9 de junio de 1913. Del mismo modo la tapa y el ataúd estaban forrados en plomo, ella maldijo a todos y juró que iba a volver a vengar su muerte en 80 años.
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