Yo no nací funcionario, la comadrona no les dijo a mis padres: «Enhorabuena, han tenido ustedes un funcionario». Estudié sin perder curso hasta Preu y, luego, cinco años de carrera. Gané unas oposiciones, no me las regaló el tribunal, y fui destinado a donde Cristo dio las tres voces o más. Viví de patrona, de pensión, de realquilado.
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