Llya pasó a llamarse Alex Kurzem, y si los rusos descubrían que había sido captado por las SS o los nazis que él era judío sería su sentencia de muerte. Desconfiaba de su sombra. Le uniformaron de nazi y le «armaron» con un pequeño rifle y pistola, que llevaba en un morral. El joven Alex presenció las batallas en el frente ruso y fue utilizado por las SS para atraer a los ciudadanos judíos. En los alrededores de los vagones de carga que los transportarían, engañados, a los campos de exterminio fue obligado a ofrecer...
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