Cuando salí de Bagdad hace ocho años con el cuerpo de mi compañero Jose Couso en una bolsa de plástico, me olvide de entregar la llave en la recepción del Hotel Palestina. Apareció en el bolsillo de un pantalón sucio días después, en mi casa de Madrid, mientras deshacía la maleta y contenía las lágrimas. La guardé en un cajón, porque no quise dejarla entre mis recuerdos de viaje....
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