El 16 de octubre de 1943 fue un día terrible en Roma y ahora aparece en los libros de historia. Settimio se levantó, dejó a su mujer y sus diez hijos durmiendo y se fue al estanco antes del amanecer. Al poco, irrumpieron en el ghetto unos cien soldados nazis y se llevaron a 1.022 vecinos, entre ellos 200 niños. Settimio volvió corriendo a su casa, y ya no había nadie. Hay que recordar estas cosas. Si no, pasa como en Italia, que aún venden pósters de Mussolini por la calle junto a los de Bob Marley. O un primer ministro cuenta chistes de judíos
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