Junto a un señor en bolas, una señora con el llamado burquini, en una playa europea. Esta es la foto más buscada del verano. No existe un derecho a entrar en pelotas en el bar de la esquina o un derecho a bañarse en una piscina pública con un traje que apenas deja al descubierto la cara. Ni existe un derecho a andar por el centro de la ciudad como si fuéramos a darnos un chapuzón o nos acabáramos de levantar de la cama. Aunque haya mucha gente que hoy lo ignore, la calle no es una prolongación del lavabo de casa.
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