Ya dejada bien atrás la campaña y las clásicas, tan conocidas que casi reconfortantes retahílas de los vencedores y vencidos empiezan éstos una campaña bien distinta[...] Y así es, que siguiendo estos mínimos, comienzan a disparar mediante sus armas mediáticas, canales de televisión, radio y prensa escrita con una sospechosamente alta participación de capital por sus respectivas partes políticas, toda clase de artículos directos a nuestro corazón, para así despertar y aprovechar uno de nuestros más primarios y naturales instintos, el odio.
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