Todo comienza cuando una se dispone a salir de casa para ir a la oficina como todas las mañanas. Discreta a la par que elegante. El sol brilla. Sonrisa en los labios. Paso firme. De repente una voz a lo lejos: - Señora, señora...¿me acerca el balón?. ¿Es a mí?. Mirada alrededor. Pues va a ser que sí. No hay nadie más en el jardín. A ver cuándo ponen una vallita más alta al dichoso colegio.
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