V. es alta y estilizada, cuando pasa hay miradas que se pierden. Cuando cuenta lo que le ha ocurrido el primer impulso mezquino es pensar que cómo puede seguir teniendo un aspecto cuidado y femenino con lo que le ha ocurrido, uno es imbécil en ocasiones, lo que le faltaba es que le hubiera afectado tanto como para haber trastocado sus hábitos de apariencia, en vez de eso ella los asume y se reafirma. V. le ha escrito una carta a A., Rector de la UAM, un grito al cielo de quien no sabe a quién recurrir, una llamada de auxilio.
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