Antiguamente, en las calles se oía aquello de agua va y uno debía apartarse al instante, porque le podía caer encima todo tipo de porquerías que los vecinos echasen por puertas o ventanas. Afortunadamente, los nuevos tiempos se llevaron por delante esa práctica y hoy en día se puede andar casi por cualquier parte sin que a uno se le vengan encima aguas de fregar u otras cosas....
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