[C&P]: El pasado mes de diciembre murió Kim Peek víctima de un ataque al corazón. Se fue como vivió, de puntillas y sin hacer ruido al marchar. Tan tímido era que no se atrevió a mirar a nadie a la cara hasta bien cumplidos los treinta y ocho años. Sorprende, en cambio, la discreción con la que los medios de comunicación han acogido la noticia. Los hombres no siempre tenemos el privilegio de asistir a un prodigio.
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