Haring es un mito, no sólo por su arte si no también por una vida coherente con sus ideas y su obra. Además es una figura señera de los ochenta más libres, hedonistas y desprejuiciados.Vista ahora esa década que vivió Nueva York, parece casi ciencia ficción. Una época de libertad, bailes, drogas y desenfreno que acabó como bien esa sabido con el advenimiento del SIDA, que arrastró no sólo a Haring.
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