Los hechos que estos días han sido juzgados en Córdoba se remontan a febrero de 2006, cuando la víctima aparcó su vehículo junto a la plaza de toros, donde Gregorio Avellán, uno de los acusados, le pidió dinero por ello. Al decirle el ahora fallecido que no tenía suelto, le contestó que no se hacía responsable de lo que le pasara al coche, por lo que discutieron al interpretarlo la víctima como una amenaza, llegando el procesado a arrojarle una botella de cerveza.
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