"Yo no hice nada malo, de verdad". Ni ella, Antonia Moncayo, represaliada por las tropas de Franco, ni el resto de mujeres que los falangistas humillaron, raparon y pasearon por los pueblos a modo de trofeo simplemente por ser mujeres. Fueron tan víctimas como los fusilados o los encarcelados, pero nadie, ni siquiera la Ley de Memoria Histórica, se ha acordado de ellas. La Junta de Andalucía aprobará hoy un decreto con el que se indemnizará, por primera vez en España, a estas víctimas olvidadas de la guerra y la posguerra, entre 1936 y 1950
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