'Es cierto que le pegué al perro aquel día, porque me había matado dos pavos reales. No era la primera vez que me había comido animales e incluso rompía las jaulas a mordiscos'. Reconoce que 'lo que hice estuvo mal', pero asegura que 'fue un castigo'. 'Te vamos a arrancar los ojos' o 'estamos fletando autobuses', le gritan cada día por teléfono
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