Algo se ha hecho mal. No en todas partes. Pero es evidente que hay un montón de piscinas, guarderías, residencias, bibliotecas y polideportivos, sobre todo muchos polideportivos, que ahora pesan como una losa en la cuenta de gastos corrientes de los ayuntamientos. Los distinguirá porque algunos, no todos, ya están cerrados; otros funcionan a medio gas y los más deberán subir sus tarifas en el próximo presupuesto para enojo de los vecinos acostumbrados a tener en la esquina de casa una biblioteca o una piscina de factura nórdica a precio de país
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