Berlinah Wallace, expareja de la víctima, ingresó a la habitación y vertió el líquido corrosivo sobre el rostro de Van Dongen, mientras reía y exclamaba: "Si yo no puedo tenerte, nadie más podrá hacerlo", sostiene Adam Vaitilingam, el abogado querellante. Tras el ataque, Van Dongen resultó con el 83 % de su cuerpo quemado y quedó paralizado del cuello para abajo. Además, el joven perdió por completo la vista de un ojo y casi la totalidad de la visión del otro, aparte de sufrir la amputación de su pierna izquierda.
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