Lo que en un inicio sería un divertido y entretenido fin de semana con amigos, terminó por convertirse en el inicio de un doloroso proceso que tan solo tendría fin ocho años después, con su muerte. Permaneció 420 días en coma, después de contraer meningoencefalitis eosinofílica, una rama de la meningitis. Cuando despertó, descubrió que había quedado tetrapléjico. El joven había desarrollado la enfermedad del gusano pulmonar de rata (angiostrongiliasis).
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