Un joven de 21 años recibió una paliza en un bar por cinco guardias de seguridad por rozar sin querer a uno de los vigilantes, que se dio la vuelta y le miró mal. Cuando se quiso dar cuenta, dos guardias le sostenían de los brazos para que se quedara quieto mientras los otros tres le golpeaban en la espalda y en las piernas con porras extensibles ilegales y ante la presencia de varios testigos. La paliza terminó afuera, en plena calle, donde le soltaron tras darle un golpe en la boca que le partió dos dientes y le rajó el labio.
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