Gary Reinbach, de 22 años, llevaba bebiendo desde los 13, y se le declaró una cirrosis terminal, dándole unas pocas semanas de vida. Pero los responsables del Hospital Universitario de Londres decidieron que su caso no debía quedar fuera del estricto criterio para trasplantes según el cual para recibir un organo tienes que haber estado al menos seis meses sin consumir alcohol...
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