El martes 10 de diciembre, José Alberto ingresó en un centro de Lorca y su tutela pasó a manos de la Comunidad Autónoma de Murcia. Un juez le declaró incapacitado. Se consumaba el último capítulo de la durísima vida de este chico, de 20 años, diagnosticado de una discapacidad intelectual. Recientemente logró sobrevivir al ataque de un grupo de jóvenes. Lo cogieron y lo arrojaron al río Segura para vengarse de las denuncias que había interpuesto contra ellos, por lesiones y robo con fuerza.
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