María Dolores de Cospedal llegó tarde a la rueda de prensa más importante de su vida. Se presentó vestida de paisano, sin peineta, sin mantilla (...) Se pueden decir muchas cosas de Cospedal, la mayoría malas, pero hay que reconocer que los tiene bien puestos: plantarse ante las cámaras, con la mierda hasta el cuello y una sonrisa cínica en los labios, es de valientes. Sobre todo sabiendo que mientras estás pasando ese mal rato, tu jefe está encerrado en su despacho leyendo el Marca.
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