En las atracciones tenía que mostrar al niño, como si fuera un monito de feria, y explicar que tenía síndrome de Down para no guardar cola. Fuimos a pasarlo bien, pero la experiencia fue nefasta". Te venden que los discapacitados no guardan cola, pero es mentira. "Que te traten mal en cualquier sitio es penoso, pero que en un lugar de ocio te pongan esas trabas me parece lamentable". Por tocar puertas, debió pensar Javier, que no quede. De hecho, se coló hasta la mesa del director. "Tenía un diploma de la asociación de discapacitados de Toledo"
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