En el portero automático del edificio que alberga la sede de Esquerra Republicana en Valencia no se puede leer el nombre del partido. Se intuye cuál es el botón que hay que pulsar porque ha sido quemado y tachado con un rotulador. Esta es la más leve de las agresiones que ha sufrido la formación en el País Valenciano. Lo peor fue el artefacto cargado con metralla lanzado contra el edificio en la noche del 28 al 29 de noviembre de 2007. A esto se suman las amenazas telefónicas y las continuas pintadas.
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