Más invisible que imperceptible, relegada al último rincón de uno de los andenes de la estación bilbaína de Abando, aguanta estoica la máquina de vapor Izarra, castigada por el paso inclemente del tiempo y desnuda. Esta joya del ferrocarril vasco, instalada al final del andén 1 de Abando, es remozada por aficionados ferroviarios para conmemorar la llegada del 150 aniversario del tren a Bilbao.
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