Ivo es búlgaro, tiene 35 años, llevaba más de 10 en España y regentaba una empresa encargada de proveer de porteros y de vigilantes a muchas discotecas de Madrid. Ivo y sus dos generales son profesionales de la violencia, amantes de los gimnasios, de los anabolizantes, del kárate, de la halterofilia y de liquidar las cosas a lo bestia sin que trascienda jamás. No beben. No se drogan. Viven por la noche, pero de forma abstemia.
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