Los 800 bloques de cemento del muro de 600 metros de largo y dos de alto ya no tienen sentido. "La situación ahora es relativamente segura. Las cosas han cambiado desde la Segunda Intifada. En el otro lado la vida empieza a ser mejor, cada vez hay más cooperación entre las autoridades israelíes y palestinas, la situación mejora y no necesitamos esta protección". "Pero es igual de fácil quitar el muro que volver a ponerlo", advierte el capitán Shalicar. "Esperamos que no haya nuevos ataques en el futuro que nos obliguen a levantarlo de nuevo".
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