Aunque está en bancarrota, encuentra fondos para la sostenibilidad. El 80% del consumo energético del país procede de las energías renovables. Mientras, en España, lo tenemos todo a favor para lanzarnos a un proyecto tan tremendamente ambicioso como este. Quizá nos falte solo un poco del talante islandés y una buena colaboración público-privada. ¿Nos disfrazamos de vikingos?
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